La procesión del Jueves Santo en Caltanissetta tiene sus raíces al final del siglo. XVIII, es un rito instituido por la congregación de San Felipe Neri durante la visita a “I Sepolcri” transportando, para las iglesias de la ciudad, cinco pequeños grupos de estatuas de papel maché que representan escenas de la Pasión y Muerte de Jesús.
Esa costumbre fue abolida en 1801 y restablecita en el 1840 por un miembro de la congregación, el farmacéutico Alesso Giuseppe, que gracias a la ayuda de su hijo Michael, realizarà siete escenas inspiradas a la historia de la Pasión de Jesùs.
Dentro de un par de años las estatuas de los primeros misterios fueron mejoradas, reemplazadas y llevadas a catorce.
Todos los gastos y las dificultades de gestión, de pronto, llevaron a los organizadores de la procesión de confiar en el ayuda de las corporaciones de artes y oficios de la ciudad.
Sin embargo, esa tradición, entre 1866 y 1881, tendrà un período de decadencia con una reducción drástica de le “vare” llevadas en procesión.

El 12 noviembre de 1881 después una tragedia que se produjò en la mina Juncio Gessolungo, donde murieron 69 mineros y nueve “carusi” – niños entre 7 y 14 años – los supervivientes decidieron, como agradecimiento a Dios por haber escapado a la tragedia, de volver a la procesión con un grupo antiguo, opera del escultor John D. Palermo Scimone, (1858) que representa la Verónica.
Esta escultura, hecha de madera de ciprés, llevada por el hombro resultò muy pesada durante el transporte, asì que fue reemplazada en el 1883 gracias a dos artistas napolitanos Francesco y Vincenzo Biangardi, residentes en la ciudad de Mussomeli.
El buen éxito de esa nueva obra llevò a las otras clases de encargar a los dos artistas napolitanos, entre 1884 y 1902, nuevas obras en madera, papel maché y tela que hoy en dia desfilan por las calles antiguas de la ciudad, mantenendo, despuès un siglo, toda la historia, la fe por esta tradición.

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